¿Alguna vez has sentido que tienes que hacerlo todo sola?
Esa voz interna que te dice:
“Si paras, te vas a quedar atrás.”
“Descansar es de débiles.”
“Tú eres la única que sabe hacerlo bien.”
“Si no lo haces tú, nadie más lo hará.”
Yo también la he escuchado. Y por mucho tiempo, le hice caso. Creí que ser emprendedora era sinónimo de ser multitask extrema, de dormir poco, comer mal y correr todo el día sin parar. Pero ¿a qué costo?
Me di cuenta de que estaba agotada emocional, física y mentalmente. Que mi negocio ya no me emocionaba, que cada día se sentía como una carga más que como una misión. Y ahí fue cuando entendí: no tengo que demostrarle a nadie que soy fuerte todo el tiempo. Puedo pedir ayuda. Puedo confiar. Puedo disfrutar.
¿Cómo romper con ese patrón?
- Reconoce la voz interior: Identifica esa narrativa interna que te exige perfección constante. Escríbela. Nómbrala. Solo así podrás dejar de dejarte gobernar por ella.
- Cambia tu diálogo interno: En lugar de pensar “tengo que hacerlo todo”, repite: “Mi energía es valiosa, y delegar es una forma de cuidarla”.
- Identifica tareas que puedes soltar: Haz una lista de lo que haces en tu negocio y resalta lo que podrías delegar. Hay cosas que solo tú puedes hacer, pero no todo lo es.
- Construye un equipo con propósito: Rodearte de personas que compartan tu visión no solo te libera, también te inspira.
- Confía en procesos, no solo en ti: No tienes que cargar con todo si creas sistemas que funcionen sin ti.
El emprendimiento no tiene por qué doler. Sí, requiere esfuerzo, pero también puede ser ligero, creativo y gozoso.
Y si no sabes por dónde empezar a soltar, no tienes que hacerlo sola.
En nuestras mentorías personalizadas, te ayudamos a identificar esas cargas invisibles, redefinir tu liderazgo y construir un negocio que te nutra en lugar de agotarte.